"Yo creo en América": la lección oculta de El Padrino sobre la mafia y Estados Unidos
En "El Padrino", el personaje Bonasera comienza diciendo: "Yo creo en América". El hombre, un italoamericano que ha hecho fortuna en los Estados Unidos, reafirma con esas palabras su adhesión a los valores de ese país. Nos dice que crió a su hija a la manera americana, aunque, añade, enseñándole que no deshonre a su familia. La hija obedeció al padre y, al salir con su novio, se negó a pasar la noche con él. El resultado fue horrible: terminó desfigurada por todos los golpes que le dieron.
Bonasera, confiando en el sistema americano, fue a la justicia para que juzgasen a los hombres que intentaron violar a su hija. Sin embargo, se encontró con que estos recibieron libertad condicional. La consecuente indignación lo llevó a buscar una solución fuera de los tribunales: acudir a Don Corleone. Se nos presenta así a la mafia como algo diferente a Estados Unidos. La cosa nostra es una alternativa a la justicia del Estado.
“Salieron libres ese mismo día. Estaba parado en el juzgado como un tonto. Y esos dos bastardos me sonrieron. Entonces le dije a mi esposa: 'si queremos justicia, debemos acudir a Don Corleone'."
La lectura fácil de lo anterior sería que Bonasera es un hipócrita. Dice creer en América, pero traiciona a la modernidad estadounidense, con su Estado de derecho, para recurrir a la “justicia” que le ofrece un mafioso. De esa manera, introduce el elemento de la violenta premodernidad siciliana en una modernidad estadounidense que es ajena a las vendettas.
Tal vez, si fuera un buen ciudadano moderno, Bonasera habría apelado la sentencia; habría empezado una campaña pública para reformar la justicia; habría utilizado los medios americanos para conseguir el castigo de los violadores. Siendo un italiano, sin embargo, tuvo a la mafia siciliana a su disposición. Esto lo desvió de su camino como buen americano racional.
La mafia y Estados Unidos se oponen. Pertenecen a lógicas distintas. No se puede ser leal a las dos al tiempo. Bonasera insiste en su fidelidad a Estados Unidos precisamente porque siente culpa al recurrir a don Corleone.
Pero quizá otra interpretación es posible.
Una mirada más cuidadosa a la película nos muestra que, lejos de ser un organismo externo a la sociedad estadounidense, un parásito que no le pertenece, la mafia hace parte integral de la América en la que Bonasera cree.
Al principio da la impresión de que la mafia es, justamente, una cosa nostra: un asunto exclusivo de los italianos, una isla de premodernidad incompatible con el país de George Washington.
El Padrino dice, en cambio, que la mafia es tan americana como los tribunales de justicia.
La justicia que Bonasera repudia para recurrir a la mafia está en la cama con esta última. No son dos cosas separadas sino dos partes de lo mismo. Al inicio, Tom Hagen le dice a don Corleone que los jueces le han enviado regalos en el día del matrimonio de su hija. Más adelante en la película, el jefe de los Tattaglia explica que Don Corleone tiene a todos los jueces en su bolsillo. Y tan cerca está la mafia de la ideología de América que, como dice don Barzini de manera muy patriótica, al menos ellos, los mafiosos, no son comunistas.
Los "dones" de las familias criminales de Nueva York creen que no hay problema en vender drogas a los negros, ya que los consideran animales, compartiendo así los prejuicios racistas de otros blancos en su país. Pero quizá lo más americano de todo es que la mafia de Nueva York, lejos de ser un asunto de honor premoderno, se ha convertido en un negocio. Tom Hagen, el irlandés, lo sabe muy bien: incluso el intento de asesinato del don Corleone es un negocio, no un asunto personal.
Por supuesto, la película muestra cómo lo personal y lo comercial son inseparables. Pero en todo caso, la insistencia en que la mafia se dedica a un negocio muestra que pertenece a la América en la que Bonasera cree.
"The business of America is business", dijo el presidente Calvin Coolidge. ¿No podríamos decir con igual seguridad que el business de la mafia is business? Business es una deformación de busy-ness, es decir, estar ocupado en negocios. Neg-otium es la negación del ocio. Los mafiosos no llevan una vida ociosa. Al contrario, están tan inmersos en su negocio que no pueden escapar de él. Su vida es su negocio al punto en que su negocio es su familia.
Las familias criminales son también empresas criminales. Para la mafia, la empresa es una familia.
Lo que para la cavaleria rusticana (la antigua caballerosidad rústica de Sicilia) hubiese sido una cuestión de honor, o de religión, o de fidelidad a un clan, para los mafiosos neoyorquinos es también, y sobre todo, una cuestión de dinero, de business, de triunfar sobre los competidores. Lo que hacen con las otras familias criminales es un (muy) hostile takeover, como dicen en el lenguaje de los negocios.
I believe in America. Eso también lo habría podido haber dicho Michael Corleone. No por nada construyó un emporio comercial.
El mafioso de El Padrino es también un empresario burgués.